martes, 29 de agosto de 2017

Ensayo Argumentativo: "¿Es posible hablar de una filosofía latinoamericana?"



¿Es posible hablar de una filosofía latinoamericana?

Cuando hablamos de filosofía, inmediatamente volvemos nuestra mirada a una gran cantidad de temas abordados por los diferentes filósofos a través de la historia hasta nuestros días, que, si bien cimientan muchas posturas, no constituyen el centro de este escrito, por tanto, para ahondar en la intención personal por exponer, es necesario aclarar de una manera explícita mí opinión sobre la existencia o no de una filosofía latinoamericana. 
En primer lugar uno de los puntos más incognitos dentro del conocimiento humano es el preguntarse sobre en qué consiste la filosofía, y cuál es la razón o el fundamento sobre el filosofar; por tanto, esto consiste en una tarea arduamente complicada, por el hecho de dar una definición concreta, sin embargo, a nivel personal la filosofía es ese amor por la sabiduría, es decir, la sabiduría misma que va haciendo que el ser humano incorpore a su ser un saber especial capaz de ahondar en el conocimiento de las cosas y poder así desarrollar todo un método que desempeña dicha ciencia, por tanto, podríamos afirmar que a partir de la definición de filosofía expuesta aquí, el filosofar consiste en un proceso por el cual el ser humano juega un papel protagónico que le permite gracias al cuestionamiento y otras series de ejercicios mentales, lograr un conocimiento pleno de las cosas, en síntesis es una acción de búsqueda para poder dar sentido y explicación a las cosas, adquiriendo sea de paso una ampliación del conocimiento.
A partir de esto y siempre dentro de mi criterio, no existe una filosofía latinoamericana en específico, ya que esto equivale a limitar la filosofía a una localidad explícita, y dicha ciencia como tal, es inherente a todo ser humano ya que nuestra vida desde que nacemos es un constante conocimiento que conlleva al desarrollo del saber; por ello mi afirmación cabe destacar en que lo existente corresponde a un filosofar latinoamericano, es decir la acción filosófica llevada a cabo en el contexto de los pueblos originarios de Latinoamérica, que en un tiempo específico cimento las bases de la civilización autóctona marcada por las cuestionantes sobre la naturaleza y la vida humana.
La filosofía corresponde a algo presente en toda mente, pueblo y nación; es algo inherente al ser humano, el cual por su naturaleza es dotado de razón que instantáneamente va moldeando el sentido de los hechos de la vida hasta alcanzar un razonamiento lógico, permitiendo abrir nuevos horizontes hasta el punto de establecer una integridad de todo el ser; por tanto todo ser humano, es un ser pensante, lo que caracteriza a la filosofía, como un medio universal es decir, no existe un ser humano en la tierra que no la posea y por ende jamás va ser limitada a un pueblo o a una cultura específicos, más aún, su especialidad es propia de cada hombre y mujer. Al respecto claramente nos podemos respaldar en la figura del pensador Hegel quien proponía que la filosofía verdadera consistía en una filosofía perenne, que identifica una filosofía general que se puede ver marcada por regionalismos, pero que conserva su universalidad, como sentido propio del hombre. Así pues, el filosofar latinoamericano, es capaz de consolidar una identidad propia, que responda a las muchas inquietudes del saber humano, tal y como lo hicieron en otro momento, los grandes sistemas filosóficos occidente-europeos.
El devenir histórico de Latinoamérica nos sitúa en la lucha por la libertad de nuestros pueblos, debido a la opresión por parte de los imperios que buscan constantemente poseer el control de la región. Por tanto, es la historia cultural la que se ha visto más afectada en cuanto a la pérdida total de lo que en algún momento identifico a nuestros antepasados dentro del carácter filosófico; al analizar un poco la historia de nuestros pueblos, se puede percibir como el filosofar se ha desarrollado en épocas que han establecido niveles o periodos conéctales y condicionales que determinan cada detalle histórico. En un principio podríamos indicar que los primeros pobladores ante su tarea filosófica desempeñaron un papel indispensable debido a que en los pocos escritos que se conservan de los pueblos indígenas, se evidencia la presencia de un pensamiento filosófico propio. Una concepción del ser, de la realidad, del origen y el papel del hombre sobre la tierra, ahondar en los inicios de nuestro filosofar latinoamericano amerita detenernos un momento en la visualización de los pueblos autóctonos de nuestro continente, mismos que vislumbraron sus conocimientos a partir de diversas formas de razonamiento, dándole paso a consolidaciones propias del contexto histórico en el que se desenvolvían.  
Según el autor, Leopoldo Zea:
Nuestra acción filosófica comienza con la polémica sobre la humanidad indígena, el nativo de estas tierras en el momento de la colonización española. En Latinoamérica la filosofía ha tenido una función y ésta ha sido la función ideológica con respecto al orden social y político.  (Zea, 1978 pág. 16).

Para Zea la filosofía en los actuales pueblos latinos, tienen su origen en las culturas precolombinas quienes llenaron de asombro a los conquistadores al toparse con situaciones de orden progresivo, tradiciones armoniosas con la naturaleza, estilos de vida y significados representativos; pero es el proceso de conquista o instalación de las estructuras de poder europeo sobre los pueblos indígenas y la colonización, donde se impone una filosofía totalmente extranjera sobre un pensar autóctono; quienes constituyen un papel fundamental en la construcción filosófica, ya que las influencias adquiridas van creando dentro, una mezcla de estilos renacentistas que alcanzan y consolidan diversas formas sociales, políticas y religiosas, provocando nuevos estilos filosóficos que van identificando a los diversos pueblos latinoamericanos. Añadido a esto resalta el periodo independista que, a partir de la mezcla de pensamientos, constituye una etapa de madurez que, a pesar de la decadencia autóctona, es capaz de implementar una nueva forma de identidad en pro de la libertad de dichos pueblos surgentes.
Con estos fundamentos autores como Augusto Salazar Bondy expresan que la filosofía al igual que todo lo demás fue traída por los españoles, por tanto, surge a partir de este momento como imitadora del movimiento filosófico europeo.
Para Bondy:
La filosofía fue traída por los españoles porque estos vinieron a conquistar y a dominar la tierra americana e importaron con ellos las armas intelectuales de la dominación. No puede extrañarnos, entonces, que en gran parte el examen de la filosofía hispanoamericana se convierta en el relato de la llegada de la filosofía occidental a nuestros países y de su paso por ellos, la narración del proceso de la filosofía europea en América hispanoindia, más que el de una filosofía generada en nuestro propio ambiente espiritual, de una filosofía de nuestra América. (Bondy, 1968, pág. 38).

            En mi sentir, afirmar las palabras del señor Bondy correspondería a recaer nuevamente en filosofías regionales y desligadas de la verdadera filosofía aclarada al inicio de este ensayo. Por tanto desde mi punto de vista la filosofía en Latinoamérica nunca ha de verse como algo que fue traído o intercambiado dentro del encuentro de culturas, sino como una acción que ya existía en nuestros pueblos por la naturalidad del saber en cada hombre y que tuvo todo un devenir gracias a los acontecimientos históricos, dígase periodos o etapas que interfirieron directamente en las sociedades autóctonas y que generaron grandes dependencias políticas y culturales de Europa, originando una línea de descarte e incomprensión por lo nato del continente, con la justificación de un supuesto salvajismo, costumbres alteradas y formas de vida inadecuadas, según los conquistadores, todo esto impulso una imposición de planteamientos filosóficos europeos que poco a poco se fueron expandiendo sobre nuestra tierra, dando como resultado el papel del colonizador sobre el colonizado, y el sometimiento de este último para con el primero. Un ejemplo claro lo tenemos con el pensamiento escolástico mediante la asimilación de fundamentos transmitidos a través de la fe católica, con el fin de perpetuar los intereses religiosos, sin embargo, esto no se queda allí, por el contrario, la conquista de América no fue sólo mediante la fuerza y el uso de las armas, fue necesaria también una imposición ideológica, o una exterminación o aislamiento de las formas de concebir el mundo local.
La historia americana ha sido caracterizada por vivir bajo la opresión de múltiples imperios que en su afán expansionista arrasaron con todo lo que encontraron a su paso para lograr así posición en el marco competitivo de los grandes reinos occidentales, pero nuestros pueblos han demostrado que a pesar de la tribulación, allí donde hay pensamiento sobre las verdades fundamentales, hay acción filosófica, es decir existe un filosofar, por tanto denigrar el filosofar latinoamericano significa negar la capacidad de razonar que poseemos y ante todo destruir la posibilidad de igualdad de todos los hombres como seres pensantes.
Desarrollar toda una base de datos históricos que permita evidenciar el filosofar latinoamericano desde sus principios, no es un tema sencillo, ya que ante la carencia de nitidez en la información, la variedad metodológica en las diversas delimitaciones y la ambigüedad por parte de los colonizadores, suman una serie de elementos que impiden la total claridad para afianzar estrictamente el filosofar de nuestros antepasados, agregando a esto nos encontramos con el paso del tiempo, una mezcla de ideologías manifestada en la educación proveniente de Europa, misma que se enfocaba en los sistemas filosóficos de dicho continente, haciendo expansivas sus repercusiones en Latinoamérica, como lo es el caso del positivismo.
Volviendo al punto de la filosofía como un acto de cualquier ser pensante, entendemos como esta no debe ser comprendida como algo propio de zonas o sitios específicos, incentivando la duda en que si unos pueblos pueden implementarla y otros no; aquí cabe aclarar que la filosofía es un tema universal que en su desarrollo se puede ver reflejada o representada por zonas específicas, de esta manera apelo a la posición de Francisco Miró cuando indica dentro de las posturas del filosofar latinoamericano.
Los de postura intermedia, o perspectivista hablan de una posibilidad fehaciente de hacer filosofía respondiendo a las grandes interrogantes universales, pero desde una realidad y perspectiva específica que la define, la atañe y la caracteriza(Miró, 1984, pág. 19).

Según Miró, es en esta postura donde el quehacer del pensamiento filosófico se coloca por encima de solamente lo universal, nutriéndose así de las realidades y circunstancias propias de cada región, que para mi opinión significa el filosofar. Donde poseemos una única filosofía que es desarrollada y estimulada por el pensamiento de cada lugar.
En Latinoamérica podríamos decir, que ha existido un filosofar desde los pueblos originarios ya que:
Si existía u había existido una realidad filosófica en nuestros países, cualquiera que ésta hubiera sido, la respuesta es obvia porque efectivamente, la filosofía ha tenido una función en nuestras sociedades a lo largo de la historia… Y esto nos lleva a valorar la importancia de lo latinoamericano y su equivalencia con lo griego, lo alemán, lo francés o lo inglés. (García, 1983 pág. 36).

De esta manera, aún más, se puede garantizar la equivalencia e importancia del filosofar latinoamericano en función de la filosofía universal, como un pensamiento que involucra cuestionamientos según los acontecimientos propios de cada región, determinando el rostro del filosofar latinoamericano, como el rostro del sujeto cognoscente que ha hecho de su vivencia una filosofía.
Ahora bien, el sentido del filosofar latinoamericano propiamente radica, en el interpretar la realidad desde nuestras raíces culturales, étnicas, sociales, políticas, científicas entre muchas más, permitiendo un razonamiento filosófico con base en ciertos comportamientos de nuestros antepasados como su vida moral, sus tradiciones culturales, sus términos folclóricos, técnicos, lingüísticos y religiosos, su arte, sus instituciones políticas y sobre todo, su pensamiento, que como lo expresa el autor Alfonso Reyes han de ser aceptadas y respetadas ya que constituyen junto con muchos pueblos más, temáticas prioritarias de la tradición histórica del mundo.
Ante todo, no nos referíamos sólo a la tradición europea, sino a toda la herencia humana. En seguida, por síntesis entendíamos la creación de un acervo patrimonial donde nada se perdiera, y para el cual los hábitos de la inteligencia americana nos parecían bien desarrollados por los motivos antes expuestos. (Reyes, 1936 pág. 265).

Si bien es cierto, el filosofar latinoamericano ha ido añadiendo hasta nuestros días  ciertas características importadas desde Europa, para poder así redirigirse a sus necesidades que poco a poco van buscando una legítima libertad, en medio de la gran cantidad de conflictos que han caracterizado a estas tierras marcadas por la opresión, la lucha y el dominio; pero estos elementos han favorecido muchas veces al surgimiento de Latinoamérica como un espacio cultural, que al añadir elementos externos logra un tipo de mestizaje con lo interno, desarrollando características muy propias y diversas al occidente europeo, por ejemplo en el sentido religioso, a pesar de que muchas de las tradiciones religiosas fueron importadas propiamente de España, no es el mismo sentido español, que el de los pueblos latinoamericanos en temas de expresión de fe y fervor religioso, dando como resultado una connotación propia y diferenciada.
Por tanto analizar el pensamiento filosófico en Latinoamérica consiste en ver los elementos europeos adquiridos, como medios por los cuales nuestra región ha ido impulsando una toma de conciencia histórica de sí misma, de manera que el latinoamericano se ha servido de ideas que le eran relativamente ajenas para enfrentarse a su propia realidad, ejemplo de esto lo vemos con la ilustración y su manifestación en los procesos de independencia; siguiendo esta misma perspectiva cabe destacar el papel fundamental de la ideología filosófica de la liberación, la cual estimuló la necesidad de implementar un pensamiento propio de los pueblos latinoamericanos sin ningún tipo de influencia europea y así lograr toda una identidad como forma característica, y que según Guillermo Hurtado:
Para que nuestra filosofía sea auténtica, no sólo debe reflexionar pasivamente acerca de las condiciones de opresión e injusticia que nos imponen desde afuera las potencias coloniales y desde adentro las clases dominantes, sino que debe ser un instrumento más para alcanzar dicha liberación. (Hurtado, 2000, pág. 368). 

Por ello nunca se ha de perder de vista, el afán tiránico que caracterizó a los grandes imperios hasta nuestros días, y como las clases dominantes de nuestras naciones se empeñaron por borrar todo rastro historio alusivo a nuestra cultura; es por esto por lo que la filosofía de la liberación se sitúa como una de las principales fuentes de pensamiento que implica un proceso de reavivamiento autóctono para poder así equiparar a la región latina con el resto del mundo.
El problema del pensamiento latinoamericano radica en la inautenticidad, vista como un corte que afecta a toda la sociedad partiendo desde el plano cultural hasta llegar a lo profundo de cada individuo. Para lograr la autenticidad, se ha de tener en cuenta la importancia de establecer una memoria histórica, capaz de superar la característica de seres colonizados, de esta manera el filosofar liberador, conducirá al ser pensante a cuestionarse sobre la realidad latinoamericana, como fundamento de bienestar social y así aportar en la construcción de una verdadera humanización, basada en la filosofía perenne como ente garante de dicho acontecimiento. Es solo de esta manera como el filosofar latinoamericano ha de retomar con mayor fuerza sus indicios y construir lineamientos propios.
Para ir concluyendo podemos establecer que todos estos elementos históricos son los que han moldeado la forma en la que los pueblos latinoamericanos piensan y afrontan las realidades que se van suscitando y que en nuestra actualidad se ven golpeadas por grandes sistemas como la globalización y el desarrollo tecnológico que debilitan la experiencia local y dan paso a múltiples idiosincrasias culturales y globales, que atentan contra los muchos pensamientos desarrollados en los pueblos, de tal forma que el origen del problema planteado anteriormente radica en una tendencia por desplazar cualquier tipo de memoria filosófica latinoamericana y en su vez, establecer una disposición europea de pensamiento.
Es por esta razón que hoy en día existen varios esfuerzos por hacer resurgir el filosofar latinoamericano desde la vía práctica, manifestada en acciones concretas que re direccionan el camino hacia la conformación de comunidades y el fortalecimiento de tradiciones, tal y como lo expresa José Carlo Mariátegui cuando indica que,
Somos pueblos nacientes, libres de amarras y atavismos, con inmensas posibilidades y amplios horizontes delante de nosotros. El cruzamiento de raza nos dio un alma nueva. Al interior de nuestras fronteras acampa la humanidad. Nosotros y nuestros hijos somos síntesis de razas. (Mariátegui, 1979 pág. 60).

De esta manera el filosofar latinoamericano nunca puede ser visto como una inclinación por una nueva filosofía, ya que el sentido filosófico es único, sino que ha de fortalecer toda aquella expresión memorial que se va formulando en una identidad con características propias y bien estipuladas, ya que donde no existe una memoria histórica, mucho menos puede existir un pensamiento propio o una tradición.
Así pues, a modo de síntesis podemos corroborar que el sentido filosófico latinoamericano posee como objetivo la conjugación de lo autóctono con lo heredado por el pensamiento occidental europeo, y de esta manera afronta con pasión, la libertad y la soberanía que los habitantes han construido durante tanto tiempo por medio de tradiciones culturales que sustentan cada uno de los hechos dentro de la historia de los pueblos.

Bibliografía


ü  Bondy, A. S. (1968). ¿Existe una filosofía de nuestra América? México: Siglo XXI.
ü  Hurtado, G. (2000). Balance y Perspectivas de la Filosofía Latinoamericana. México D.F: UNAM.
ü  Jaksic, J. E. (1983). Filosofía e identidad en América Latina. Venezuela: Monte Avila.
ü  Mariátegui, J. C. (1979). Existe un pensamiento hispanoamericano? Bogotá: El Buho.
ü  Miró, F. (1984). La Filosofía y la creación intelectual. México: Siglo XXI.
ü  Reyes, A. (1936). Notas sobre la Inteligencia Americana. Revista Sur, 24.
ü  Zea, L. (1978). Filosofía de la Historia Americana. México: Fondo de Cultura Económica.
























3 comentarios:

  1. Al abordar el tema de la filosofía latinoamericana, los puntos de vista son diversos y distintos, es por eso por lo que se tiene que tener claro desde el principio, cual es el punto al que se quiere llegar. Creo que la estructura del ensayo es buena, pero te sugiero que aclares que es lo que quieres hacer en el ensayo, de una forma más concreta, y que definas cual es la tesis que propones.

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  2. La esencia de un ensayo argumentativo es partir de una posición personal y sostenerla a partir de argumentos y referencias. Ud habla ya hasta de "etapas de la Filosofía Latinoamericana", pero el tema es si esta filosofía existe en realidad.

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