Según las corrientes
universitarias de la época colonial se establecen dos líneas fundamentales el
tomismo donde los conceptos son diversas aproximaciones a una misma y única
realidad, por ejemplo el concepto de animal, en realidad no existe ya que solo
se encuentra en la mente. En Escoto, por tanto, parece como que las realidades constituyen
duplicados extramentales de los conceptos, que se unen “a parte rei” para dar
lugar a los individuos concretos, pero uniéndose de modo extrínseco, sin perder
cada una su unidad propia y por tanto manteniendo una verdadera comunidad y
unidad real por encima de las diferencias individuales. Así Escoto dice que la
naturaleza conserva fuera de nuestra mente una unidad real por encima de todos
los individuos que participan de ella.
En síntesis el
razonamiento tomista establece que lo necesario no puede no ser, y por tanto,
es, por tanto, decir que lo necesario no es, implica decir que a la vez es y no
es, o sea, es contradictorio. Ahora bien, existen esencias necesarias de las
cosas (intuición intelectual), y eso quiere decir, que hay ciertas notas que
necesariamente tienen esa esencia y no otra. Por tanto, decir que una esencia
carece de una de sus notas constitutivas, es contradictorio. Eso quiere decir
que el tomismo, además del principio de no contradicción, tiene como punto de
partida la intuición intelectual de determinadas esencias, donde el único
carácter determinante de la intuición es la inmediatez del conocimiento.
En Escoto el razonamiento
es al revés, dice solamente que si la negación de algo es contradictoria, ese
algo es necesario, según esto, no tiene entre sus puntos de partida la intuición
intelectual de determinadas esencias. Esto parece coherente con el hecho de que
para Escoto, a diferencia de Santo Tomás, la intuición intelectual sólo puede
tener por objeto lo actualmente existente y presente ante el sujeto
cognoscente.
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